VÍA CRUCIS de la ERMITAÑA
(Según
el Horario que llevó Jesús camino al Calvario)
8:00 am
a 9:30 am
Jesús
comienza a llevar la Cruz
a cuestas camino al
Calvario, entre los soldados y junto
a los otros dos condenados, que igualmente
llevaban cada uno su cruz.
Como escarmiento público les hacen pasar
por las calles
entre la multitud que se agolpa para gritarles
o acompañarles, si son
familiares o conocidos.
Probablemente
llevarían a Jesús de primero, con la tablilla que anunciaba la causa de su
condena, ya que para los sumos sacerdotes y letrados Él era como el trofeo
de su “hazaña”, y por
envidia lo entregaron
a Pilatos.
***
10:00 am
a 11:00 am
Jesús
va cargando su Cruz durante gran parte del camino, dentro de
las murallas de Jerusalén. Pero su
debilidad no le permitió proseguir en el momento que salían de la ciudad hacia
el Calvario, y por eso obligaron a uno
que venía del campo, Simón de Cirene, para que llevara la Cruz, detrás de
Jesús.
11:30 am
a 12 del mediodía,
aproximadamente
Llegan
al Gólgota, en
las afueras de Jerusalén, y alguien le ofrece una bebida preparada con
vino y mirra, que utilizaban para que los ajusticiados calmaran un poco sus
sufrimientos, pero Él, probándolo, no lo
quiso beber.
Al
estar en el lugar indicado, le desvisten, y se cree que pudieron haberlo dejado
completamente desnudo, para humillarlo y degradarlo en extremo, como un maldito
de Yavhe. Expuesto al escarnio público, minutos
antes de ser clavado
al madero.
Luego llega el momento más doloroso: el proceso de clavar las manos y los pies a la Cruz. A Jesús lo colocan entre los dos ladrones, y
probablemente hicieron todo en un mismo momento, entre varios soldados, y se
confundirían los gritos y lamentos de los tres ajusticiados.
Es humanamente imposible que Jesús pudiera dejar de
expresar con gestos y gemidos, el atroz momento en que le clavaban las manos, a
la altura de las muñecas, que sería lo primero que hicieron, acostado probablemente sobre el palo horizontal que él llevó.
Lo izarían luego con cuerdas, tomando quizá su cuerpo,
uno o dos soldados para levantarle en peso,
por lo fuerte de su constitución física, ayudando así a los que
levantaban las cuerdas, hasta encajar
el palo horizontal en el madero
vertical, clavado en tierra.
Ya colocado
en alto, le clavan los pies al madero,
repitiéndose así para Él
el intensísimo dolor
de los clavos penetrando en su carne.
Luego le dejarían colgar de su propio peso, que sería ya el
completo suplicio de la crucifixión: tratar de sostenerse de sus miembros
taladrados, para poder respirar, hasta perder
poco a poco las fuerzas, al
desangrarse lentamente, y finalmente
morir por asfixia
o infarto.
***
De las 12 del mediodía hasta la hora
Nona (3 de la tarde)
El sol se oculta hasta la hora nona, y fue quizá,
una gracia especial de compasión del Padre hacia Su
Hijo, en ese trance tan extremadamente
penoso que vivía, ya que con un sol inclemente en pleno mediodía, hubiera sido el suplicio insoportablemente atroz, entre el calor, el sol candente, la sed insoportable, y el enjambre de
mosquitos o moscas que seguramente ya revoloteaban y se posaban sobre sus heridas.
Queda
Jesús durante varias horas suspendido entre el cielo y la tierra, y en medio de
su suplicio escucharía a los que se burlaban de Él, vería a los soldados jugar
y rifarse su túnica; a su
Madre junto a Él al pie de la Cruz,
y a los poquitos que
quedaron acompañándole en
este momento tan importante de su
vida. Y a uno de los ladrones crucificados, que se arrepiente en
ese trance supremo, con infinita misericordia
le asegura, para ese mismo día,
la entrada en el Reino… Ya en silencio y
adolorido en extremo, va recitando pasajes de salmos que profetizaban su
Pasión, dando así cumplimiento a
las Escrituras.
Poco después de la hora Nona
En su
extrema debilidad, Jesús tuvo fuerzas para hablar con dificultad y entregarnos a María, Su Madre, como madre nuestra en la persona de
Juan. Por último pide de beber, ya que
la sed le quemaba las entrañas, en medio
de la experiencia espiritual extremadamente dolorosa, de sentirse abandonado
del Padre, sin consuelo alguno. Cuando
uno de los soldados le acerca en una caña, una esponja empapada de la bebida
que ellos llevaban: un poco de vinagre mezclado con agua, apenas puede sorberla, y en
lo profundo de su Corazón presiente ya,
la cercanía del fin.
***
Al poco tiempo
pronuncia un grito de lo profundo
de su alma, sabiendo que ya todos los designios del Padre sobre Él se cumplían; por Amor, por un Amor incomprensible para nosotros se entrega,
…muere humildemente, como un
fracasado, como un maldito: …“Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu”…
“Todo está cumplido”… inclinó
su cabeza y
murió.
(Un
silencio y meditar su muerte)
Antes de ocultarse el sol
Tenían
que bajar los cuerpos de las cruces, y si no hubiera sido por José de Arimatea que
pidió a
Pilatos el Cuerpo de Jesús, los
soldados lo hubieran enterrado en la fosa común, junto
con los otros
dos crucificados. Lo
bajan con cuerdas, entre varios hombres, y lo trasladan al sepulcro nuevo, prestado por
el mismo José, que junto con Nicodemo, seguramente Juan y
otros hombres más lo llevan, y como pueden, lo embalsaman para colocarlo
ahí, apresuradamente. . Luego sellan la entrada de la tumba con una
gran piedra. Allí quedó Él, …muerto…su
Corazón ya no palpitó más.
Al tercer día, en el silencio y
oscuridad de ese sepulcro, Jesús vuelve a la Vida, su Cuerpo se calentó
de nuevo, y Su Corazón comenzó a latir….
Abrió los ojos…respiraba, y seguramente sonreiría victorioso al mirar
la piedra fría donde estuvo acostado durante esas largas horas… Y quizá pensaría de momento en
las muchedumbres que acudirán durante siglos, a besar con estremecimiento esa
loza que Él se disponía a abandonar…
Ahora comenzaba una nueva Humanidad, en la
que Él es el Primogénito. Con sus manos agujereadas dobló el
sudario y lo colocó a un lado, para salir de allí
a anunciar a los Suyos
la Gloria de Su Resurrección.
Por las intenciones del Papa.
Padre Nuestro, Ave María y
Credo.